No hay recetas mágicas

 Hablando del cuento...

Escribir un cuento no es cuestión de magia. Así como a la hora de ponernos a cocinar una nueva receta buscamos un libro de cocina o indagamos en la Web para ver cómo se hace, así como al sentarnos por primera vez frente a un aparato electrónico aprendemos cómo se usa, para escribir un cuento necesitamos conocer la técnica.




Dice Juan Bosch

"A menos que se trate de un caso excepcional, un buen escritor de cuentos tarda años en dominar la técnica del género, y la técnica se adquiere con la práctica más que con el estudio. Pero nunca debe olvidarse que el género tiene una técnica y que esta debe conocerse a fondo".


Un primer premio

¡Un orgullo para el taller!

Comparto esta gran noticia:
Hace unos días, en las XXX Jornadas Científicas Hospitalarias D. F. Santojani, Oscar Piolini obtuvo el Primer Premio de Literatura. 
 






¡Felicitanes, Oscar!










El galardón fue para su cuento "Lucas", del libro Abriendo puertas






Podés leer fragmantos de los cuentos, aquí.


Actualmente, Oscar Piolini está corrigiendo una novela. 

Cuentos del taller: "Atracción faltal", de Nina Saetch

Les presento a Nina Saetch, tallerista del grupo de los miércoles en la Biblioteca Sarmiento de Cañuelas.
Y les dejo su cuento "Atracción fatal", publicado en Breves no tan breves.
¡Felicitaciones, Nina!

 

 Atracción Fatal


Aquel  juego se había convertido en una especie de adicción que lo arrastraba noche tras noche, sin que le importara demasiado saber por qué lo hacía. Encendía la luz de su habitación y se situaba frente al espejo que lo reflejaba de cuerpo entero.
Comenzaba su ritual quitándose la ropa muy lentamente como en un espectáculo de striptease, donde no habría ni aplausos ni gritos; solo la satisfacción de su ego. Y como si hubiese una música que solo él escuchaba, su cuerpo seguía el compás en magníficos movimientos, donde su varonil adolescencia lucía en todo su esplendor. El espejo atrapaba la imagen del bailarín en sus pasos y giros hasta que estallaba en un profundo delirio que lo arrancaba del tiempo y el  espacio. Y en un final de danza, él pegaba su piel transpirada a la fría superficie, como si quisiera fundirse en ella. El cansancio lo obligaba a deslizarse hasta el piso, donde quedaba jadeante, pero feliz.
Una noche inició su baile como de costumbre y, cuando presa de aquel paroxismo, se abrazó al alargado y rectangular espejo, sintió que una extraña fuerza lo levantaba y arrastraba hacia el infinito. Aterrado, cerró los ojos. Cuando los abrió no se encontraba sobre el piso de su habitación. Se sentía liviano, como si hubiera sido desprovisto de su cuerpo. ¿Qué estaba sucediendo?
Su mamá entró en la habitación, llamándolo. La vio buscarlo con la mirada, la vio encontrarlo tirado en el piso, inconsciente. Ella gritaba y lo abrazaba.
Enseguida vio él entrar a su padre. Y vio cómo entre ambos lo acostaban en la cama y lo cubrían.
Después llegó el médico de la familia, quien lo auscultó, tomó su presión y palpó sus piernas y brazos.
Él los observaba a todos. Ahora se separaban de la cama. Entonces…, se dijo. Entonces yo habré… ¿muerto?
Y se vio abriendo los ojos. Pero él ¿estaba ahí? No, su alma no estaba ahí. Él lo observaba todo desde el interior del espejo, formaba parte de un mundo frío y brillante que había robado sus movimientos y su danza, en un eterno giro.

 

El trabajo terminado

¿Cómo saber si un trabajo literario está completo —terminado—, si es lo que el autor se ha propuesto hacer? 
¿Con qué argumentos cuenta para defenderlo?



No le tengas miedo a las correcciónes, harán que tu talento se luzca.

Para lograr la autocorrección se necesita del conocimiento de la lengua, y también del conocimiento de "lo literario". Saber cuáles son las herramientas que deberá usar en cada caso, de acuerdo a cada contexto.
Se debe aprender a leer el trabajo propio. Además, se puede dar a leer el texto a alguien que no lo conozca, y aceptar las críticas. Porque aceptar críticas es un excelente entrenamiento para lograr la autocrítica.
Llegará un momento en que el autor novato podrá corregirse a sí mismo, y saber fehacientemente que el trabajo está bien hecho.