SALOON
SAINT
SPIRIT
Las niñas buenas van al cielo,
las niñas malas van a todas partes.
Mae
West
Mi
amada niña:
Aquí
estamos juntos los hemos quedado para esta fecha. A ninguno conoces
personalmente, nunca los has visto, pero estoy segura de que podrías
identificarlos en cualquier parte del mundo. Tantas veces te los he descripto,
que si algún día los vieras los llamarías por sus nombres sin equivocarte. Que estemos todos
juntos no te llamará la atención,
siempre lo estamos, pero…, de otra manera.
Como
en este paraje, por ahora, no hay
“iglesia” donde reunirse, acordamos que el Saloon Saint Spirit fuera el lugar ideal
para acompañarnos durante esta tormenta de nieve. La tormenta desatada en todo
el país aquí se siente como en ningún
otro lugar. A ti las tormentas no te son ajenas. Aquí naciste y aquí estuviste
hasta los cuatro años. Podrás haber olvidado caras de aquella época, pero nunca
olvidarás las tormentas.
Estoy
en mi habitación. A través de la ventana que tantas veces dibujaste respetando
su forma gótica, veo cómo la nieve enrollada cae acompañada por los aullidos de
los lobos. Los siento temerosos.
En
el salón de abajo están todos juntos: ellos y ellas no se separan ni de día ni
de noche, conviven en armonía como si hubiesen leído esos libros que están de
moda, los de autoayuda. Ellas ocupan el tiempo arreglándoles la ropa y llenando
los ambientes con aromas de comida;
ellos, acostumbrados al trabajo rudo de las minas se dejan estar, engordan y se
desviven en halagos. Ellos y ellas han armado parejas, ocupan los mismos
lugares en la mesa, en los sillones. O para lo que sea. La mayor parte del día
miran las noticias en los pocos canales que todavía transmiten, comentan lo
visto sin reparar en las diferencias de género. No hay fricción, tampoco hay…
lo que tú ya sabes. De seguir así, la empresa familiar tranquilamente puede
cerrar. Con mis pupilas ya ubicadas, yo me iría a vivir contigo, a la
casa que diseñaste, que diseñó mi
arquitecta.
Por
supuesto que antes de partir yo misma bajaría el cartel Saloon y la frase de Mae West.
Quiero que siempre estén conmigo. Así el edificio, que hace tantos años
encontré abandonado, volvería a ser la iglesia Saint Spirit.
Bueno,
mi amada niña, espero que estés bien y que las buenas noticias te alegren. Se despide
de ti, en esta Navidad y desde Bingham Canton Mine, quien más te ama en esta
tierra.
Ema Greel
Tu madre
PD: No tengo idea de cuándo
recibirás esta carta, pero la intención es lo que vale.
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